jueves, 20 de marzo de 2008

Paper I


Yo nací, crecí, vivo y creo que moriré en Santiago, no por un asunto de no querer salir a conocer el mundo ni involucrarme con otras culturas (que eventualmente lo hago principalmente en vacaciones) si no porque a diferencia de la gran mayoría de los habitantes de Santiago encuentro a mi ciudad una gran capital. Para mi la experiencia de vivir en Santiago ha permitido desarrollarme como persona y acceder a cierta calidad de vida que en otras capitales no se consigue. Desde pequeño me sentí completamente a gusto con el sistema capitalino y he visto sus grandes avances principalmente en infraestructura y en aseo y ornato, lo que la ha convertido en una ciudad limpia y ordenada. Tengo una visión optimista de Santiago, tenemos la última tecnología a mano, tenemos zonas de esparcimiento y recreación, existe un desarrollo cultural creciente, galerías de arte, cines, teatros, gastronómicamente y en telecomunicaciones, podemos decir categóricamente que estamos conectados al mundo.

En el libro del Centro de Estudios Públicos "Santiago, dónde estamos y hacia dónde vamos", editado por el investigador del CEP y la Universidad de los Andes, Alexander Galetovic, se estudia la metrópoli desestimando con hechos y cifras a quienes fomentan una visión apocalíptica de esta. Según la obra, Santiago no se ha ido deteriorando y su estado actual dista mucho de ser malo. Por el contrario, existen indicios evidentes de progreso, que debieran acentuarse a medida que el país siga en la senda del desarrollo y sobre todo cuando las políticas públicas aumenten cualitativamente. "Muchas veces pensamos que Santiago camina hacia el colapso porque creemos cosas que no son así", esbozan Galetovic y el urbanista Pablo Jordán en su introducción.

Y es que es cierto. Santiago se ha modernizado, y lógicamente el progreso pasa la cuenta colateralmente. He caminado por viñas y plantaciones agrícolas que ahora son villas, condominios o malls, donde antes había una loma ahora es plano, donde antes sonaban los pájaros cantando ahora ya no hay nidos, donde antes no llegaba la nube gris sobre nosotros ahora se registran los índices más peligrosos. Donde antes me demoraba una hora en llegar, llego en quince minutos por medio de autopistas, donde había un peladero ahora hay plazas, donde habían caminos de tierra ahora esta pavimentado, donde no había agua y luz ahora hay Internet, teléfono y cable. Según señala Marcial Echenique (catedrático de urbanismo y transporte en la Universidad de Cambridge), "el crecimiento refleja el de la población y los ingresos" esto se genera a partir de que los sectores mas acomodados buscan mas metros cuadrados y segundo, porque los terrenos de la periferia son mas económicos, impulsando el crecimiento estilo “mancha de aceite”. Podemos deducir que Santiago ha crecido mientras la población ha aumentado sus ingresos.

En cuanto a lo social, tengo el privilegio de conocer gran parte de la capital, debido a los amigos que hice y por el mismo ajetreo diario de la vida urbana, a veces me asombra que gente que vive en santiago no conozca el centro histórico o algunos iconos arquitectónicos o calles renombradas. He “carreteado” desde una casa básica de población “callampa” en La Florida hasta una mansión con cancha de tenis y vista espectacular a santiago en Peñalolen alto. Eso es lo que te permite la ciudad, la más diversa gama social y esta en uno aprovechar las realidades – sobre todo para un comunicador visual – para descubrir las diferencias de segmentación social si lo vemos desde un punto de vista laboral.


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